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miércoles, 9 de noviembre de 2016

SUDADERA AZUL

Hemos creado nuestra propia versión de un cuento clásico.

SUDADERA AZUL
Había una vez un chico al que todos llamaban Sudadera azul, porque siempre llevaba una puesta. Un día, un amigo le llamó por teléfono.
-         -  Sudadera Azul, menos mal que te he encontrado. Tu novia ha desaparecido en el bosque.
-          - ¿Qué le ha pasado a Churri?
-          - No se encontraba bien, se fue a pasear al bosque y no ha vuelto.
-          - Iré a buscarla.
-         -  Me parece bien, pero cuidado: no te distraigas hablando con desconocidos.
Sudadera Azul, preparó una mochila con bocadillos, cantimplora y una navaja y se fue al bosque a buscar a Churri.

Llevaba una hora caminando por el bosque, cuando un toro enorme apareció ante él. Como Sudadera Azul era muy valiente, no se asustó. Cuando el toro cogió carrerilla y se dirigió hacia él a toda velocidad, Sudadera Azul le toreó hasta dejarlo agotado. El toro estaba tan cansado que se quedó dormido y Sudadera Azul siguió buscando a su novia. De repente, escuchó un rugido cerca. Miró a un lado y a otro, pero no consiguió saber de qué se trataba. Iba a seguir caminando, cuando un leopardo apareció de la nada. Sudadera Azul intentó escapar, pero el leopardo era mucho más rápido y se lo tragó de un bocado. Dentro de la tripa del leopardo, Sudadera Azul empezó a oír una voz que le sonaba de algo.
-          - ¿Quién más hay aquí?- preguntó.- y ¿por qué estás llorando?
-          - Lloro porque estoy aquí atrapada para siempre.- respondió la voz.- Me llamo Churri.
-          - ¿Churri? Soy tu novio.
-          - ¿Sudadera Azul? ¡Qué desgracia!
-          - ¿Cómo que desgracia? Llevo todo el día buscándote, podías alegrarte un poco de verme.
-          - No lo entiendes.- Explicó Churri.- Estamos atrapados para siempre.
-          - Yo no estoy tan seguro.
Sudadera Azul, se quitó la mochila con mucho cuidado para no molestar al leopardo. Cuando lo consiguió, sacó su navaja y con todas sus fuerzas se la clavó al animal. Sudadera Azul rajó la tripa del leopardo desde dentro. Churri y Sudadera Azul pudieron salir del animal al que habían matado.


Sudadera Azul estaba tan feliz que besó a Churri en los labios y se fueron a merendar a casa.   

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